También ideas que implican urgencia a resolver el problema, lo que genera actos impulsivos. Sin embargo, esas ideas –que producen un autoengaño– pueden ser reversibles porque son debatibles y modificables si se las detecta a tiempo, asegura la Dra. Elisa Ayala Laconich, Ph.D en Psicología con orientación en Neurociencia Cognitiva Aplicada. Este 10 de setiembre se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
“En las personas que sufren depresión también está presente la triada cognitiva de Beck, que está compuesta de pensamientos negativos hacia uno mismo, el mundo y el futuro. Existen técnicas efectivas, en psicoterapia, para evaluarlas y modificarlas. La reestructuración cognitiva es la principal, que suele acompañarse con otras técnicas, así también con tratamiento farmacológico”, señaló Ayala Laconich, al ser consultada sobre si las ideas de suicidio pueden cambiar con el tiempo con tratamientos o medicamentos.
El suicidio –pese a que las estadísticas refieren que a nivel mundial cada 40 segundos se produce una muerte por autoeliminación y en Paraguay se reporta al menos una muerte por día por la misma causa– sigue siendo un problema infravalorado tanto por el Estado, ya que el sistema de salud pública no cuenta con suficiente infraestructura para tratar este mal, así como los entornos familiares por la incredulidad de que uno de sus miembros se encuentre en estas circunstancias.
Esto relacionado a que existe un estigma alrededor del suicidio que impide el hablar mucho sobre el tema y donde las personas que sufren y luchan con ideas autolesivas se sienten avergonzadas de conversar al respecto y esto a su vez fomenta el aislamiento y, por ende, la dificultad de beneficiarse de una ayuda apropiada.
Actualmente, esta problemática ha aumentado considerablemente. Estamos en tiempos de alto desafío mental relacionado al brote del COVID-19, donde se ha registrado un aumento importante en el consumo de sustancias psicoactivas y desórdenes en la salud mental. Para tener una referencia estadística, un estudio realizado a fines de junio de este año postula que 40% de las personas mayores de 18 años reportó algún desorden de índole mental o consumo de sustancias, con ideas de suicidio en un 11% (CDC, 2020).
Otro punto que refuerza el estigma acerca del suicidio es el lenguaje utilizado dentro de la sociedad cuando se habla del mismo, donde se usan terminologías y expresiones no acordes y con pocas precauciones en la manera de difusión», señaló la profesional. Expresiones emitidas por las personas propician una cantidad de pensamientos erróneos sobre este tema tales como “el suicidio no se puede prevenir”, “el suicidio es una decisión egoísta”, “no se debe hablar acerca del suicidio para no estimular la idea” y “la persona que piensa en el suicidio estará marcada de por vida y que la misma está decidida a morir”.
La profesional especialista en psicología enfatizó la frase muy escuchada en la sociedad que dice: “La persona que piensa en el suicidio estará marcada de por vida y que la misma está decidida a morir”. Afirmó: “Las personas con ideas de suicidio generalmente no están seguras de la idea de muerte, lo que desean es poner fin a la dolencia emocional y no conocen maneras eficaces de lidiar con ella”.
Entonces, confunden la idea de terminar con el dolor con la idea de terminar con ellos mismos. La psicoterapia es el lugar propicio para detectar y modificar estas ideas y conclusiones sin fundamento que traen tanto sufrimiento a las personas que consideran que el suicidio es la única vía de solución a su profunda dolencia emocional».
Investigadores han postulado que la ideas de suicidio aparecen mayormente en contextos no profesionales, por lo que muchas veces los profesionales de la salud no son los primeros en acceder y tratar las mismas. Entonces, es crucial la participación del contexto social y familiar de la persona afligida. Por eso, conocer sobre la detección de factores de riesgo y signos de alerta puede ayudarnos a identificar a alguien que está luchando contra ideas suicidas.
“Los factores de riesgo relacionados son el consumo de alcohol, impulsividad, depresión, aislamiento, atravesar alguna situación de cambio o traumática, pérdida de alguien querido, intentos previos, entre otros. El 80 % de las personas que tienen ideas suicidas muestra alguna señal de alerta en la forma de conductas visibles (despojo de sus pertenencias, abandono de actividades, consumo de sustancias), manifestaciones verbales (hablar sobre la muerte, desesperanza, dolor, expresar que es una carga para los demás, que siente estar atrapado sin salida). Ánimo (desgano, desinterés, enojo), apariencia (descuido en la higiene personal, vestimenta, drásticos cambios en el look, cambios en el semblante). Luego de detectar algún factor de riesgo o signo de alerta es recomendable conversar con la persona sobre estas manifestaciones que presenta y preguntar directamente si están relacionadas a ideas de muerte e inmediatamente contactar a un profesional para una evaluación del riesgo y tratamiento acorde”, refiere Ayala Laconich.
Un sistema apto de soporte tanto emocional como de prevención a la actuación impulsiva de la persona con ideas suicidas es designar un cuidador que sirva de acompañante, que mantenga contacto con los profesionales de la salud mental. “Particularmente importante es la designación de un cuidador debido a que el no contar con un soporte alimentaría las ideas de no poseer un apoyo y de soledad, a su vez esto generaría el aumento del dolor”, explicó la experta.
Este sistema de soporte está orientado a proveer asistencia en varias áreas relevantes: emocional y social, el cumplimiento de los cuidados de salud y tratamiento, intervención en crisis, monitoreo constante de la persona con ideas de suicidio.
“El soporte es necesario para la recuperación, teniendo en cuenta que la persona doliente está atravesando no solo por un torbellino emocional/conductual, sino también sufriendo un desbalance en los procesos neuroquímicos cerebrales que no le permiten funcionar apropiadamente disminuyendo sus recursos de autocontrol y afrontamiento, principalmente en etapas críticas. Todo esto no le permite afrontar ni resolver el problema solo”, afirmó.
Crear un plan de seguridad de fácil acceso, en conjunto con los profesionales de salud mental y la persona con la dolencia, es crucial. “Un buen ejemplo de modelo de plan de seguridad fue desarrollado en el 2008 por Barbara Stanley y Gregory K. Brown con el Departamento de Asuntos de Veteranos de EEUU, que apunta los siguientes ejes a incluir: señales de alerta, estrategias de afrontamiento y distracciones, red de soporte, soporte durante las crisis y apoyo profesional, ambiente seguro, razones para vivir”, finalizó Ayala Laconich.
Por su parte, el Dr. Julio Torales, especialista en psiquiatría clínica y docente de la cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción (FCM-UNA), advirtió que ante cualquier signo de alarma de una persona con pensamientos suicidas debe acudir a un médico para una atención oportuna y posteriormente acercarse a fundaciones y organizaciones que le ayuden a mejorar sus condiciones de salud mental.
En el sector público algunos lugares donde se puede acudir son: Hospital de Clínicas, Urgencias (0962) 440-001; Hospital Psiquiátrico (021) 293-608: Hospital Acosta Ñu (infanto-juvenil); Ciudad Mujer (021) 214-936. También pueden recibir asistencia en el Centro de Orientación Psicológica de la carrera de Psicología Clínica-UCA de Asunción (0981) 884-450; SAF sistémica (0981) 774-330.
Dirección de Salud Mental, Centro de Salud N° 3, Centro de Salud N° 7, Centro de Salud N° 8, Centro de Salud N° 9, Centro de Salud N° 10, Centro de Salud N° 11, Centro de Salud N° 12, Centro de Salud Santo Domingo, Puesto de Salud San Pedro, Puestos de Salud del Bañado, Hospital General Barrio Obrero, Hospital Materno Infantil San Pablo, Hospital Materno Infantil Santísima Trinidad, Hospital Distrital de Yaguarón.
También Hospital Regional de Pedro Juan Caballero, Hospital Regional de Concepción;, Hospital Regional de Pilar, Hospital Regional de Alto Paraná, Centro de Salud de Presidente Franco, Hospital Regional de Encarnación, Centro de Salud Fram, Centro de Salud María Auxiliadora, Hospital Regional de Caazapá, Centro de Salud Guarambaré, Centro de Salud de Zeballos Cué, entre otros. Además, la Fundación Sobrevivientes del Paraguay: https://www.facebook.com/FundacionSobrevivientesPy.
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